AL PUESTO DE LA GUARDIA CIVIL
DE LA VILLA
DE BUÑUEL.
Pedro José Francés Sayas, con domicilio en Buñuel, en Nº 5 de la Calle Navas de Tolosa,
ante ese Puesto de la Guardia Civil
de la Villa de
Buñuel, como mejor proceda en Derecho
DIGO:
Que por medio del presente escrito me
presento a formular DENUNCIA contra
Joaquín Pórtoles Beltrán, vecino de Buñuel y Alcalde de la Villa , por si los hechos que
a continuación voy a exponer fueran constitutivos de delito.
HECHOS:
Primero:
Es
patente tanto de palabra como por omisión la negación permanente que Joaquín
Pórtoles Beltrán, en su representación como alcalde en los últimos tres años, hace
de los sucesos ocurridos en Buñuel en el verano de 1936 en el que en treinta y
cinco días a partir del 21 de julio sacaron de sus casas y asesinaron a
cincuenta y una personas inocentes.
La
inexistencia de aquellos sucesos la sustenta desde la idea que repite alegremente
de que la historia la escriben los vencedores. Una muestra de su desprecio a la
verdad y a reconocer los derechos y la dignidad de las víctimas.
Con
sus constantes impedimentos y trabas, en los últimos años Joaquín Pórtoles
Beltrán ha acabado erigiéndose en heredero de aquellos vencedores y fiel
depositario de su victoria, hasta el punto de que en estos años no ha sido
capaz de reconocer ni por un instante ni con ningún detalle, aquellos funestos hechos
criminales, que en realidad, marcaron y marcan la historia de nuestro pueblo.
Hechos criminales cuyos autores tienen nombre y apellidos y de los que no se ha
hecho justicia: ni en cuanto a la declaración de los culpables ni en reconocer
la condición de asesinados que tienen las víctimas.
Su
primer gran hecho funesto y primera prueba de esa contumaz animadversión hacia
los descendientes de aquellas víctimas inocentes y sin duda punible por leyes
que tratan de la exaltación de la violencia y del desprecio a las víctimas, fue
negar sillas municipales en un acto de reconocimiento que se celebró el día 23
de Julio de 2011, para que se pudieran sentar huérfanas de aquellas víctimas,
algunas de las cuales no habían vuelto al pueblo desde el año 1936. Un acto en
el que nada hizo por colaborar y al que puso todos los obstáculos para que no
pudiera celebrase, uno de ellos: entre falacias y argucias ante la Delegación del Gobierno
para impedir que se pudiera hacer en la placeta de la Casa consistorial.
Otra
de las pruebas que se suceden diariamente de la negación de los hechos
sucedidos en Buñuel en el año 1936 y una falta a la verdad histórica es el
mantenimiento del monumento a los caídos en forma de cruz que desde el año 1941
está ubicado en la puerta de la Iglesia. Un
alegato a la victoria del golpe de Estado y a la mentira. Una obcecación que
atenta contra la dignidad de las víctimas,
Vecinos
del pueblo y ciudadanos procedentes de Buñuel o con vinculaciones con el pueblo
y algunos otros ciudadanos en general, le han dirigido personalmente a Joaquín
Pórtoles Beltrán como alcalde de la villa, algunos centenares de cartas en los
últimos meses pidiéndole que derrumbe ese símbolo orgulloso de la victoria fascista
y antidemocrática que sumió al pueblo español en una dictadura de cuarenta años
alimentada de miseria después de un golpe de estado y de tres años de guerra
ignominiosa.
Estos
centenares de cartas que se le han dirigido solamente han recibido como
respuesta el más absoluto desprecio puesto que nunca ha contestado a ninguna de
estas cartas. Joaquín Pórtoles Beltrán como alcalde-presidente de la Villa de Buñuel está soportando
su responsabilidad personal porque en ningún momento ha pasado a otras
instancias del gobierno municipal para dar la respuesta oportuna a la petición.
En
Buñuel existe una calle recién renombrada como Calle del Comandante Oliver. Aunque
inicialmente esta denominación en otra calle pudiera ser dedicada a otro
militar la realidad es que se mantiene gracias a que era la misma manera por la
que se reconocía al General Luis Oliver Rubio en aquellos momentos en los que
se dio el golpe militar la tarde noche del día 17 de Julio. A este militar la
historia lo describe como uno de los jefes militares más sanguinarios en los
inicios del golpe militar incluso antes de que en realidad se declarara la
guerra.
Varias
veces se le ha solicitado a Joaquín Pórtoles Beltrán como alcalde-presidente de
la Villa de
Buñuel para que cambie el nombre de esta calle y nunca se ha recibido respuesta
de su parte. Esta actitud creo que representa una conducta para que tengan un
reproche mayor que lo que está dentro de
la normas de la buena educación.
El
desprecio tan absoluto que se demuestra ante todas las reivindicaciones de
reconocimiento de los asesinatos cometidos, que se han hecho en el pueblo a
partir de ese día, que según manifiesta
el mismo Joaquín Pórtoles Beltrán, no fueron asesinatos e incluso manifiesta
que es un delito asegurar que fueron asesinatos. Esta justificación de la
violencia en la que directamente se da por bien muertos a los asesinados, desde
el momento en el que considera que no fueron asesinados, no me cabe duda de que
haya de estar contemplada en la
Leyes.
Segundo:
En
estos meses de Julio y Agosto, como venimos haciendo desde hace algunos años durante
el verano, un grupo de personas organizamos actos pacíficos de memoria y
recuerdo en Buñuel por los 52 asesinados, defendiendo el buen nombre del
Ayuntamiento republicano, y por los tiempos de la República.
Este año entre estos actos estaba la
colocación en la Plaza
que dibujó el Ayuntamiento republicano durante su mandato, una placa adornada
con la bandera de la
República que decía: “Plaza de la República , Plano de
alineación de julio de 1933, Alcalde Alfonso Marquina.”
Una
placa simbólica que no tenía más pretensiones que la de ser una reivindicación
y recuerdo de que aquella plaza estaba allí porque alguien la había hecho. La
placa la colocamos en la fachada de mi casa el día 25 de Julio de 2014 y la pensábamos mantener hasta el día 22 de agosto
de 2014, día en el que dábamos por terminados los actos de recuerdo de este año
y que considerábamos que era más que suficiente para rememorar aquellos hombres
y aquellos tiempos.
Con
este acto queríamos dar a conocer al
pueblo en general, que esa plaza era una plaza que se había trazado en tiempos
republicanos por el Ayuntamiento republicano cuyo alcalde y concejales habían
sido asesinados.
La
placa de 60 x 30 ctms, de diferente tamaño, color y grafía que las que tiene el
Ayuntamiento en las calles, estaba colocada a más de cinco metros de altura, dentro
del balcón que desde mi casa da a la plaza, protegida por rosales que tengo
amarrados a la baranda. Una placa, que si bien era bien vista desde la plaza
sin embargo a nadie engañaba de que era cosa de quienes reivindicamos la
memoria y que ya somos conocidos y reconocidos en el pueblo.
El
día 7 de agosto, según me han contado, a primera hora de la mañana, sin ninguna
clase de advertencia ni aviso por parte del Ayuntamiento: ni al propietario de
la casa ni a mí mismo, miembros de la brigada municipal procedieron a retirar
la placa en presencia de la patrulla de la Guardia Civil. Al parecer aunque
no hubiera orden judicial ni nada parecido, era muy importante poder decir que
quien había entrado en mi casa y había quitado la placa había sido la guardia
civil puesto que esa circunstancia le da otra impronta.
Se
la misma manera que la placa anterior, con un sistema que solamente se necesita
un golpe de destornillador para soltarlas, volví a colocar la placa el día 8 de
agosto.
El
día 14 de agosto, sin ninguna clase de aviso, ni advertencia, ni miramiento, a
las diez de la mañana, estando en mi casa junto con mi esposa, el jefe de la Brigada Municipal
desde un ascensor mecánico, accediendo al interior de mi balcón, pasando por
encima de los rosales arrancó de nuevo la placa. Salí corriendo a impedirlo
pero no llegué a tiempo salvo para reprochar la conducta del mandado en un
esfuerzo más por combatir mi impotencia.
Al
mirar desde el balcón a la plaza pude ver a un policía municipal, a la patrulla
de la Guardia Civil
acompañado de unas cuantas personas de auto reconocido carácter falangista que
rodeaban mi casa de manera al menos amedrentadora.
De
este hecho ya he presentado denuncia en esos juzgados contra la persona que me
increpó.
El
día 14 de agosto al mediodía volvimos a colgar otra placa con el mismo texto
pero de un tamaño de 100 x 50 ctms. La colocamos en la parte más alta de mi
casa entre dos ventanas. Como el otro también era un cartel que no pudiera confundir a nadie ni
del pueblo ni forastero: pero volvía a ser una placa de memoria, de reivindicación,
homenaje y recuerdo que al parecer también molestaba al alcalde Joaquín
Pórtoles Beltrán y posiblemente a sus adláteres y a quienes le sustentan en el
cargo.
El
día 16 de agosto, sin aviso de ninguna clase, estando en mi casa yo mismo y mi
esposa, y sin ninguna duda por orden del sr. alcalde Joaquín Pórtoles Beltrán,
con la observancia desde lejos de la patrulla de la Guardia Civil , un contingente
compuesto por el Sr. Secretario del Ayuntamiento, un policía municipal, el Jefe
de la Brigada
municipal que se encaramaba hasta la tercera planta de mi casa con un elevador propio
de la construcción trataron de llevarse la placa de la fachada del lugar más
alto de la casa en el que la teníamos colocada. Llegué unos segundos antes y la
pude descolgar ante de que la requisara por tercera vez el empleado municipal.
Con
el consentimiento y con el beneplácito de Joaquín Pórtoles Beltrán la tensión social,
política y policial a la que nos han sometido a algunos miembros de mi familia
y a mis amigos han conseguido que en lugar de esperar a quitarla como gesto
simbólico de reivindicación el día 22 como era lo previsto, hubiéramos de
descolgar la placa el día 16 de Agosto dejando nuestra libertad de expresión
arrastrada por los suelos y sin ningún lugar al que apelar.
Todo
esto en un pueblo en el que hay cientos de banderas colgada en fachadas y
balcones, algunas de ellas ilegales y que cada día cada cuarto de hora hemos de
escuchar un “Avemaría” todos los vecinos sin excepción desde la torre en el que
se da la hora oficial al pueblo y tres veces al día un Ángelus completo.
Es
obvio decir que las dos placas que se llevaron han quedado requisadas y en esta
denuncia reclamo su devolución.
Tercero:
En
el verano de 2012, más de un año llevaban sin que nos dejaran entrar a
visualizar los archivos, incluso, contando con el apoyo y la observancia que el
Defensor del Pueblo de Navarra les había trasmitido de nuestro derecho.
El
Juzgado de Instrucción Nº 1 de Tudela archivó la querella por prevaricación que
yo mismo presenté en su día contra Joaquín Pórtoles Beltrán por el
impedimento que a propósito y sabiendas, ejercía para que yo mismo y mi esposa
pudiéramos entrar a ver y leer documentos de los archivos municipales
referentes a los tiempos de la
II República , por considerar el juzgador que el acusado era
tan iletrado e ignorante que hacía imposible el delito,
El
archivo de esta querella por prevaricación está recurrida en la confianza de
que se hará justicia y que finalmente se procederá a juzgar a Joaquín Pórtoles
Beltrán por este delito de prevaricación.
Ante
la posibilidad de seguir siendo imputado, desde el Ayuntamiento sibilinamente me
abrieron las puertas de acuerdo a un procedimiento diabólico, dispuesto e ideado
para mí.
Yo
pido permiso concreto para qué quiero entrar y lo hago por escrito. La junta de
Gobierno lo estudia en el último momento en el que le permite la ley y da
permiso al Señor Secretario para que ponga día y fecha para ejercer mi derecho.
El señor secretario lo hace también dentro del límite legal que tiene y luego
pues: alarga todo lo que puede el día en el que me deja entrar. Entre la
solicitud y el día en el que puedo entrar a los archivos, entre que pido y me
conceden, puede pasar varios meses y ese día he de estar vigilado por un policía
municipal.
Habitualmente, esto mismo trabajo de
investigación y lectura lo realizo en otros muchos Ayuntamientos de este mismo partido
judicial y es un acto sencillo: me dirijo personalmente al Ayuntamiento, el
Señor secretario saca los documentos que quiero visionar porque los archivos de
este tiempo están todos en todos los Ayuntamientos perfecta y sencillamente
calificados, veo los documentos en plena libertad y confianza y en un par de
horas tengo en mis manos las fotocopias de los documentos que preciso.
Bien,
pues después de hacer el paripé durante un tiempo, desde hace unos meses este
procedimiento diabólico al parecer lo han cambiando: no me contestan de ninguna
manera y por lo tanto de facto ya no me dejan entrar de nuevo a ver la
documentación existente en los archivos municipales de los años republicamos y
siguientes.
En
este cambalache de procedimientos y propósitos en el que al parecer el señor
secretario es inocente, puesto que en realidad no es más que un mandado, he de
suponer que es el señor alcalde Joaquín Pórtoles Beltrán, quien en definitiva
de nuevo me impide ejercer mi derecho al acceso de los archivos municipales
después de que de alguna manera ha visto la forma de sortear la ley y los
juzgados.
Cuarto:
En
Buñuel hay algunos servicios municipales a los que tienen acceso de manera
igualitaria todos los vecinos.
Pues
bien: cada vez que me veo en la necesidad de utilizarlos me veo sometido a una persecución
y delante de mí, se levantan toda clase de obstáculos burocráticos insuperables,
siempre con la intersección del señor secretario que asume su labor de mozo de
brega incluso después de haber sido condenado en primera instancia y en
apelación por vejaciones y humillaciones contra mi persona, o quizás todavía
más que antes de ser condenado.
Trabas
e impedimentos con los que después de algún tiempo, llego a la conclusión de que fraudulentamente, desde
la institución municipal no me permiten
las mismas condiciones de uso que al resto de los vecinos, para la utilización de estos bienes
municipales que están a disposición de todos los vecinos.
Relaciono
dos casos fácilmente demostrables
Luego,
teniendo noticias de esta realidad me lo han impedido queriéndome cobrar una cantidad
tan demencial como abusiva para la presentación, de las obras escritas sobre el
ámbito local: Como la mula al surco y
La Canalla de
1936.
Además
el alcalde Joaquín Pórtoles Beltrán, trata de justificar esta forma de proceder
pervirtiendo esta labor altruista que realizo refrescando la Memoria Histórica
en mi pueblo como si fuera un negocio con el que gano mucho dinero y por el que
por lo tanto he de pagar.
La
utilización de la megafonía municipal está al servicio de cualquier persona con
la condición de pasar la redacción del comunicado público que se quiera
hacer y pagar 3.- euros.
Así
de sencillo.
Pues
no es este mi caso:
El
día 29 de agosto el alcalde Joaquín
Pórtoles Beltrán, se negó incluso luego de haber pagado la tasa correspondiente,
a leer por la megafonía un comunicado en el que se decía: “en recuerdo y
memoria de los cinco jóvenes asesinados…” aduciendo que estábamos cometiendo un
delito, asegurando que no habían sido asesinados aquellos cinco jóvenes que en
el atardecer del día 3 de agosto de 1936, habían sido arrancados de su encierro
en el Ayuntamiento y habían sido pasados por las armas unas horas más tarde.
También
el día 12 de Agosto se permitió el lujo de recortar una frase de otro
comunicado en la que decía: “por un recorrido supervisado por la Delegación del
Gobierno..,” porque esta frase al parecer no encaja con su estrategia de
demonizar todo lo que hacemos.
Se
puede observar su ignorancia o su osadía y en todo caso el absolutismo de su
autoridad ante el que no tengo ningún recurso inmediato de apelación y defensa.
Seguramente
que estas conductas que nos dejan a los ciudadanos perplejos y sin saber qué
hacer, indefensos e impotentes ante la autoridad, una vez denunciados ante la
justicia, nuestra única defensa en estos casos de irracionalidad y prepotencia,
tendrá alguna línea con la que dar respuesta y defensa y con la que sancionar
el absolutismo y el oprobio
Quinto.
La
utilización de los cuerpos de seguridad del Estado que hace Joaquín Pórtoles
Beltrán, en su calidad de alcalde, como una herramienta de coacción y amenaza
hacia quienes y contra quines estamos empeñados en romper la gran piedra de
silenció bajo la que estaba prisionera la memoria de lo que ocurrió en nuestro
pueblo en el verano de 1936..
Una
guardia particular para utilizarla a su antojo para la defensa de sus
intereses, apaciguar sus temores ficticios y dar salida a sus caprichos de
autoridad plenipotenciaria del pueblo.
Es
tal la alarma que produce ante las autoridades y responsables del orden público
que en un acto improvisado que celebramos en la puerta del Ayuntamiento de
Buñuel el pasado 3 de agosto, se presentaron: un oficial, un suboficial, seis
guardias civiles y un agente sin uniforme para vigilar un acto en el que participamos
diez personas más que adultas en actitud pacífica, y en la que en veinte minutos
y sin ni siquiera pisar la calle solamente queríamos leer el relato de los
hechos ocurridos aquella misma tarde del año 1936 en la que se llevaron a la
muerte a cinco jóvenes inocentes.
La
misma circunstancia de que para quitar las placas de la Plaza , que no deja de ser la
violación de mi domicilio y un atentado contra la libertad de expresión,
requiriera la presencia de la patrulla de la Guardia civil, es una prueba más de las tantas
con las que trata de identificarnos como personas peligrosas y a las que hay
que temer.
Esto
yo no sé si se puede entender como utilización de fondos públicos sin ton ni
son, pero estoy seguro que ha de haber alguna manera de condenarlo.
Sexto:
Finalmente,
a pesar de que soy un señor de cierta edad, que me supongo serio y formal, no
exento de inteligencia y de carácter templado, a pesar de tener publicados una veintena de
libros de ensayo, cinco de ellos referentes al ámbito local, cada vez que hablo
con Joaquín Pórtoles Beltrán en su calidad de alcalde, su actitud es de una
tremenda agresividad, una sucesión de insultos y de menosprecios me premian, un
contestar a cualquier cosa menos a lo que le pregunto trasmitiéndome la
sensación de que él sabe bien que estoy tonto, negándome mi condición de
ciudadano soportando su desprecio con amenazas: “el día que no sea alcalde te
llevaré a un sitio y te diré cuatro palabras…” y sobre todo con esa estrategia
infecta de siempre de: “pídemelo por escrito…” que es la respuesta a todo
cuanto le requiero, aunque sea una tontería que me pude contestar en el
momento, puesto que aunque sea para mañana la tontería, tiene un mes para
contestarme “Y si no habérmelo preguntado antes…” y eso si no lo pasa antes por
la Junta de
gobierno
Esta
actitud manifiesta que se expande desde la Alcadía que corona Joaquín Pórtoles Beltrán, ha
creado un ambiente bien orquestado, en el cual: cualquier persona que se pare
en la calle a hablar conmigo durante cinco minutos, al poco rato ya tiene a
alguien que le coja del brazo y le advierte que no se puede hablar conmigo
porque soy lo que soy y todo lo demás que se quiera imaginar. Aprietan fuerte
del brazo. Eso me dicen.
Ante
esta autoridad tan aberrante me encuentro como un hombre indefenso y acorralado
que no sabe qué hacer. Ante esta muralla de autoritarismo, ante los amos de un
pueblo que hacen y deshacen sin importarles la ley que nos protege a los
ciudadanos y nos preserva nuestros derechos, finalmente confío en la Ley y espero que si hay una
línea en el Código para castigar a quien roba una gallina, haya otra para
quienes sustraen de la dignidad y de los derechos constitucionales de los
ciudadanos.
Por todo lo expuesto solicito al Puesto
de la Guardia Civil
de la Villa de Buñuel,
tenga por formulada en términos y forma la presente denuncia con la relación
exhaustiva de estos SEIS HECHOS para que se realice si procede las correspondientes
averiguaciones afectas a los referidos hechos y remita al JUZGADO DE GUARDIA el
atestado por si diera lugar a que los hechos denunciados fueran constitutivos
de delito.
Si fuera necesario para abrir un proceso
judicial pondré a disposición de quien lo requiera: mi testimonio personal, la
documentación en la que se basa estas denuncias y las calificaciones
pertinentes mediante escrito de abogado.
En Buñuel a 17 de Agosto de
2014.
Pedro José Francés Sayas.