Mi currículum
vitae.
Cuando todavía no se había muerto el dictador,
necesité un crédito de 25.000.- ptas., para un pequeño negocio familiar El
director de la sucursal de la Caja de Ahorros de Navarra de mi pueblo me lo
negó.
En aquellos días inicié un desvarío que todavía no ha
acabado.
También por entonces, un señor de mi mismo pueblo, que
era amigo del director general Caja de Ahorros de Navarra un tal Uranga
Santesteban, al parecer no pudo pagar un crédito de cien millones de pesetas
que le habían concedido con una solvencia más que dudosa.
Yo tenía cierta relación con este hombre que era de la
edad de mi padre y hablábamos con cierta frecuencia. Javier, que se llamaba
Javier, me atusaba el pelo por la parte de la nuca en un gesto afable que venía
a decir: bendita inocencia.
¡Qué escándalo en el pueblo…!
Lo juzgaron y lo condenaron con cárcel y a pagar,
No pagó ni le pudieron quitar nada porque se lo había
quedado todo un cuñado con una sociedad que todavía hoy sigue viva.
Murió el dictador le aplicaron la amnistía y salió de
la cárcel.
Comencé con una lección que hasta el otro día no he
aprendido.
Desde entonces mi relación con toda clase de entidades
bancarias ha sido permanente y me muestro profundamente arrepentido.
Mi
experiencia.
Puedo asegurar que por distintas cuestiones y circunstancias
he solicitado en el sistema financiero más de mil operaciones de: prestamos,
créditos, cuentas de crédito, líneas de descuento de todo tipo a algunas me
obligaban, anticipo de facturas…
En cada periodo diferente de estos más de cuarenta
años, he visto a los departamentos de riegos, en los que al parecer estaban los
más listos de cada banco, dispensando criterios distintos de análisis a la hora
de conceder un crédito:
Unas veces era la viabilidad del proyecto
A veces la solvencia y otras zarandajas que se
corregían con firmas.
Y siempre lo que ellos llamaban: la confianza, que a
veces venía determinada por la fuerza de las asesorías de informes comerciales.
Siempre he creído oír a última hora de la tarde, el rin
ring de un teléfono, para decir que sí o para decir que no, a lo que alguien había
solicitado.
La gran mayoría de las veces para decir que NO.
Y NO, no porque no fueran viables o solventes los
proyectos que pretendían me financiaran
y que les había puesto encima de su mesa de saber económico y financiero, que
en realidad por muchos números que se hicieran, no lo podíamos saber ni ellos
ni yo, sino que los negaban por la causa que fuera, porque no querían
facilitarte la entrada a esa rueda de financiación en la que después, ningún
dinero se devuelve.
En este punto, que nadie me pregunte cuál es la razón
de las negaciones que refiero, porque se la daré y quedará por ignorante.
Para justificarlo ellos consigo mismos, desde diferentes
ópticas, han preparado cada vez los documentos pertinentes para justificarse con los superiores:
- He visto informe que decía que había que dar el
crédito porque los peticionarios iban los domingos a misa.
- Informes comerciales secretos de los solicitantes en
los que cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia.
- He visto la demostración de la inviabilidad de un
proyecto que nada tenía que ver con el proyecto que se pensaba hacer realidad los
aspirantes a ser financiados, pero que los del departamento de riegos los veían
de otra manera más coherente.
- Nunca he visto los argumentos del NO
Mientras tanto he conocido a los siete grandes bancos del
principio de los tiempos, que se reunían con cierta asiduidad y daban su opinión
sobre la situación en la que vivíamos y repartían su punto de vista, las
órdenes, de lo que había que hacer.
He trabajo con la Banca Pública comercial: Banco
Industrial, Banco Exterior, Banco Hipotecario todos ellos absolutamente
inoperantes para dar salida a los problemas reales de su especialización.
Y he conocido a los de aquí, a los enraizados en esta
tierra hasta hacerme sangre: Caja de Ahorros de Navarra y su homologa de
Pamplona, Caja Rural de Navarra y Caja Laboral Popular…
Y el Crédito Navarro y el Banco de Navarra.
Y a Botín mi musa bancaria.
Para colmar mi satisfacción los he visto ir cayendo y
desapareciendo a casi todos ellos con unas defunciones sin funeral porque
directamente todos iban al infierno.
Con mayor estrépito que a ninguno Caja Navarra,
orgullo de los navarros, que me reconfortó con
mi historial bancario: ¡Antes quebrará Caja Navarra… que se vaya a la
ruina la empresa para la que te pido el crédito…!
La Caja Navarra cuya mayor obra social, su mayor
aportación a la economía han sido: las prejubilaciones de sus empleados, aquellos
que nos miraban a todos los mortales por encima del hombro, y el reparto de
créditos a los amigos del poder instaurado en esta tierra.
Necesidades
sociales para la creación de un Banco público.
Hoy la verdadera necesidad financiera que incide en la
vida cotidiana de la población y que está siendo atendida por la banca comercial
con cierto desdén para darse más importancia.
Mantenimiento de una cuenta viva de cada uno de los clientes.
Cuentas en la que hay unos saldos muy limitados y que
sirve de base para los ingresos y pagos de sus cuenta-libretistas en todos sus
aspectos: nóminas, transferencias, recibos, tarjetas, anticipos etc..
Son el medio de operar y las carreteras de
comunicación financiera absolutamente necesarias para el común de la población
y que hoy están en manos de quienes si tienen muchos clientes y a todos les
puede sacar un poco, consiguen millones nada más que pulsando una tecla.
La atención de esta necesidad por parte de las
entidades financieras, que antes era la base estratégica comercial, ha llegado
a un punto que ahora no puede soportar los costes que tienen, ni las exigencias
de las estructuras que soportan y lo que antes era una atención debida, empieza a ser una fuente de ingresos
oportunidad que progresivamente la van haciendo fluir cobrando unos precios
escandalosos en los que se produce un importante abuso de poder y posición.
En medio de esta crisis en la que están inmersas todas
las entidades bancarias, este mantenimiento de las cuentas empieza a ser la
base de la subsistencia de las sucursales abiertas al público tal y como están
establecidas. Han instaurado progresivamente cuotas y comisiones, la mayoría de
las veces arbitrarias, buscando el punto más alto que el cliente está dispuesto
a soportar.
En los casos en los que el cliente por las circunstancias
que sean, tiene la cuenta con la canaleta al aire, entonces se produce un
ensañamiento difícil de justificar.
-
Mantenimiento de cuenta: trimestral,
semestral, anual.
-
Cobro por recibos pagos o por movimientos de
la cuenta.
-
Pagos en efectivo a terceros.
-
Extracción de dinero de la propia cuenta.
- Mantenimiento de tarjeta de crédito o débito, más
allá de lo que ya ha restado de comisión a quien ha cobrado a través de ella.
- Cobros por transferencias que incluso se ha hecho el
propio cliente.
- Comisiones por cobro de talones u otros documentos
de cobro.
- Comisiones por fechas de valor, números comerciales que
llegan a suponer hasta el 6% del valor más alto de estas cantidades
- Intereses por esas fechas de valor, sobrepasan el
100% anual.
- Cuando hay
alguna devolución o un pago fuera de plazo ahora ya se empieza hablar de 30.-€
que se sacan dentro de la manga.
Y sucede que:
Una vez que ha llegado a la sucursal desde la red de
información interna la cuenta de resultados mensual en la que queda constancia
de que los ingresos que se le imputan a la actividad de la oficina son menores
que los gastos que ha de soportar la propia oficina con esos ingresos, el
trabajo habitual de un director de la sucursal bancaria las tardes siguientes al suceso es:
ordenador en ristre y con la luz apagada, entrar en la ficha de cada uno de sus
clientes, allí donde están los conceptos que le aplican a la cuenta y con
alevosía mover para arriba los cargos que entiende que el cliente tragará.
Luego al resto de los empleados de la entidad se les
instruye para que ante esa contingencia digan: si nosotros no hacemos,
si lo hacen los ordenadores de la central y por buena composición apostillar: ya veremos
lo que podemos hacer para que reintegren un algo de lo que han cobrado.
Esta necesidad empieza a ser social impedir que
establezca en el mercado el precio de una atención y un servicio mínimo a los
ciudadanos en esa faceta que sin que sean grandes cantidades de dinero sin
embargo la utilizan inexorablemente casi
cada día.
No se puede dejar que las calles carreteras y
carreteras por las que fluye nuestro dinero, aquellas que usamos todos los días
y por las que no se ha de pagar por su uso queden en mano exclusivamente de
quienes saben actuar en su provecho con pequeñas cantidades a mucha gente.
Banca
Pública para financiación de proyectos… ¿para qué…?
Debemos diseñar nuestro futuro económico y social en
el trabajo y en la gestión del trabajo. No podemos volver a caer en el error de
soportarlo en las estructuras financieras hasta hacerlas imprescindibles puesto
que sus intereses serán quienes finalmente impriman su filosofía.
Quizás solamente por esta razón no podemos pensar en
un Banco público porque finalmente servirán únicamente para:
-
Sacar adelante los
proyectos del poder sea cual sea,
-
Salvaguardar los
intereses del poder y hacerlo todopoderoso.
-´ Financiar a los amigos del poder con créditos cuestionables.
-
Y si acaso
aliviar una añoranza sin sentido.
Porque sin duda es necesario cambiar la concepción de
crédito a la que nos hemos acostumbrado en las últimas décadas en la que parecía
que el dinero provenía de un manantial inagotables, incluso la concepción de
los proyectos en un futuro en el que por otra parte hemos de tener un
decrecimiento controlado.
El crédito ha sido una fórmula que se ha expandido e
implantado en todos los niveles de inversión, para financiar proyectos, que en
su gran mayoría hoy ya no tienen ni pies ni cabeza.
Es necesario diferenciar las diferentes necesidades de
crédito.
- Crédito al ciudadano cuya mayor exponente sería la
compra de la vivienda y que en vista de mantenimiento del precio del bien y el
ajuste de los intereses ya ha quedado demostrado que la compra de vivienda, para
una parte importante de la población, ya no puede ser una compra en firme porque
no es posible que nadie pueda disfrutar de treinta años de estabilidad
económica para afrontar su pago.
- Crédito para la actividad empresarial en las que
prima el crédito a corto plazo absolutamente ineficiente y que para las
inversiones casi toda la financiación se ha convertido en reenting y leesing a
otros modelos en los que los intereses tienen una importancia marginal.
- Crédito para las instituciones públicas.
No creo que Banco público haya de estar sujeto a financiar
las inmensas necesidades de los diferentes escalones de los estados que se
tragarían sin pestañear todos los recursos de cualquier entidad financiera y
que en todo caso ahí tendría que estar el Banco Central Europeo.
Y sabiendo que un banco público quimérico con los fondos
fijos que mantengan un mínimo de solvencia íntegramente público soportado por
todos o aunque fuera con participación de fondos privados, un banco publico que
si un día generara beneficio, o no generara, será vendido de nuevo por los
políticos de turno correspondiente.
Cuestiones
que conviene tener en cuenta.
- El sistema económico financiero está montado de tal
manera que: ni quienes están en la cúspide
de la pirámide y manejan dineros a espuertas, pueden devolver de golpe el dinero que
deben y por lo tanto nadie está en condiciones de devolver el dinero a los demás
sino muy poco a poco y con el dinero de los consiguientes créditos.
Así que nos encontramos en un sistema, en una economía,
en un país en el que, aunque parezca increíble, no se ha pagado jamás un crédito, salvo los que se han saldado con la revalorización circunstancial de los bienes adquiridos.
Siempre se han pagado los créditos con los siguientes.
Las grandes crisis siempre han llegado cuando se ha requerido a pagar los créditos y ya no había más crédito para pagarlos
Las grandes crisis siempre han llegado cuando se ha requerido a pagar los créditos y ya no había más crédito para pagarlos
- El capital se remunera con el interés y esa
condición está asumida ya sin contemplaciones por el sistema. Quien tienen
dinero y ha querido tener otra clase de remuneración el capital lo ha tenido
que convertir en tierra para remunerarlo con las rentas y este es el camino que
se ha de consolidar con toda normalidad como contrapunto al crédito.
Que en la actualidad estén los intereses a cero no es
una casualidad, no es un hecho inocente que se deba a la bondad intrínseca del
sistema, sino que están sirviendo para sacar al sistema financiero de su
colapso.
El hecho de que los intereses estén a un precio u otro es una
estrategia del sistema y sobretodo es una decisión política que es necesario
argumentar y asentar a futuro. Es la mejor manera de tener controlado un factor
de la economía parásito.
Y a medio plazo: que los intereses estén al mismo
nivel que la inflación es una realidad que se va a mantener durante un buen
periodo de tiempo y que quizás se haga crónica.
- Hay que extrapolar razonablemente al futuro la
facilidad que tienen los Estado para fabricar dinero de la misma manera que
produce otras tantas cosas innecesarias
Tratar de entender que el dinero puede ser un
instrumento de cobro y pagos sin tener ningún valor es un camino largo que hay
que emprender.