El otro fin de semana asistí al Congreso de una Organización
ecologista. En sus comisiones tuve una exigua participación, pero sus debates me
sirvieron para profundizar en la problemática que inunda la naturaleza de la Tierra , y el deterioro al
que se ve sometido su hábitat por la mano humana y consecuentemente: la
degradación de las condiciones de vida de la población mundial.
*
Entre las discusiones que se produjeron entre decenas
de personas, pude ver algunos trazos de lo que se entiende en estas organizaciones
como ecología humana que me sirvieron en algún caso de un nuevo repaso a lo que
una mil veces he repasado y en otros de aprendizaje.
Después de muchas horas, que se alargaron hasta media
noche, me volví a dar de bruces con una realidad que aparentemente está
enraizada en las tierras estériles de las ideologías de clase y que parece sea
imposible arrancar. Estos movimientos políticos, sociales y económicos, que se
presenta como alternativos al mundo en el que vivimos, a los que se les puede
reconocer una cierta habilidad y pericia para poner en blanco y negro el mundo
en el que vivimos, pero que sin embargo, a la hora de plantear alternativas al sistema
en el que sufrimos siempre acaban en lugares comunes de difícil concreción.
*
Pasados los días, vistos aquellos debates desde la
distancia, repasando otros muchos de esos conceptos inconcretos sobre los que
se debatió, uno de los que más me siguen ronroneando por la cabeza es el que se
da en llamar como: cambio de modelo productivo.
Sin duda, y según se interprete este concepto de
cambio, volteo con el que en algunos casos se quiere variar la situación
económica y social hasta llegar afectar
al sistema económico, que en esos casos, es el objetivo final que conlleva querer
cambiar el modelo productivo.
Este término, este concepto, esta expresión, se puede
comprobar como lo usa casi todo el espectro ideológico del arco político conocido,
pero: con definiciones y contenidos distintos. Esta diferencia se observa, seguramente,
sin que nadie de quienes lo usan: sepa exactamente qué es lo que quiere decir y
hasta dónde llegan los límites del cambio que define. Y en todas las
definiciones que se puedan dar, de todos los puntos de vista posibles que se
adviertan, siempre quedará una parte importante a la interpretación de cada cual.
*
Cambiar de
modelo productivo. Estas son algunas
de las distintas apelaciones que se hacen con estas mismas palabras y que tienen
diferentes significados según quién sea quien las pronuncie y sin que un
significado sea más acertado que otro a la hora de definirlas y son:
ü Encontrar nuevos
sectores de producción en función de nuestras capacidades y de nuestros
recursos naturales. El objetivo es salir de los mercados que han sido motores
económicos en los últimos años, sectores con los que ha sostenido la economía
nacional y desde los cuales aseguran que ha derivado la crisis actual.
ü El cambio de modelo productivo para afrontar las
necesidades futuras, está basado en la formación
profesional de todas las personas en condiciones de trabajar. Personas de
cualquier edad, puesto que en todas las edades existen unas carencias concretas,
lagunas que son las que hay que llenar con una formación desde los estándares
básicos.
ü Sin perjuicio de las nuevas dependencias que nos puedan
aportar inexorablemente estas herramientas, avanzar en el mundo de las nuevas tecnologías de producción, organización
industrial y comunicación puesta a disposición del sector de los servicios.
ü Dejar las actividades
contaminantes y aquellas que están determinadas por grandes masas de producción
y gran consumo de recursos energéticos que en definitiva es la postura que se
mantiene por parte de la organización ecologista en la inmensidad del océano.
ü Desarrollar el sector de las energías limpias en la que hemos sido pioneros en los últimos
años, cuyas fuerzas productoras están directamente sostenidas en nuestros
recursos naturales y que serán estratégicas en las condiciones de vida de los
próximos años.
ü Otros esquemas quizás más prácticos y realistas,
entienden que dadas las reales capacidades humanas que tenemos y las
circunstancias y las condiciones climáticas naturales que nos rodean, desarrollar
un nuevo modelo productivo en el sector
de los servicios en el ámbito de la gerontología y del entretenimiento en
la recepción y atención de aquellas personas con recursos que buscan atenciones
y calidad de vida porque puede ser el espacio en el que se van a concentrar las
necesidades futuras.
ü Otros abogan por que: una parte de la juventud, quizás
la más preparada y la más desencajada de la realidad, sin encontrar remedio ni
alternativa, desde el realismo emigre a
otros lugares a buscar trabajo.
ü Otra segmento de la población creciente, a
consecuencia de las escasas expectativas vitales que les deja el sistema, plantea
el cambio de sistema productivo desde una estrategia de volver al mundo del pequeño productor y de intercambio de
trabajo con el que perder la concepción economicista de las relaciones interpersonales.
*
En el objetivo de cambio de modelo productivo, los planteamientos
más avezados que hagan posible resquebrajar el sistema productivo, quizás los
más osados en las propuestas y en sus alternativas, hablan de:
ü Reducción de
la jornada de trabajo bajando a siete
horas al día durante cinco días a la semana tratando de que ni la producción ni
el salario se reduzcan proporcionalmente.
ü Sin decir cómo se va a penalizar a quien no quiera
trabajar, Trabajo garantizado para
quien tenga edad de trabajar, con la grave amenaza de que se hayan de inventar
nuevos trabajos innecesarios para que quien quiera trabajar tenga un trabajo.
ü Reparto del
trabajo de tal manera que con un
índice técnico de parados con el mismo trabajo existente en la actualidad, y
por lo tanto las mismas condiciones de nivel de vida que en la actualidad, sirva
para que tenga trabajo quien lo necesite y que cada cual trabaje un poco menos.
ü Limitación
de los trabajos inútiles socialmente con
la constante reducción del volumen del trabajado necesario para mantener viva
la sociedad y consecuentemente de la obligación a trabajar luego de un
razonable prorrateo del trabajo.
*
Pero en el fondo de todos estos discursos es necesario
ver otra parte importante que nunca se menciona y que seguramente en estos
momentos es el fondo de la cuestión: ser
o no ser más o menos productivo en el trabajo. Entender una manera de hacer
en el trabajo más o menos eficiente, cuando estamos aportando al común, a la satisfacción
de sus necesidades, cualquiera que sea cualquiera de los modelos productivos de
referencia.
Es necesario ver las diferentes maneras de:
¿Qué
es ser productivo…qué entendemos por productividad?
ü Ir a todo
correr a todos los sitios para hacer
las tareas más deprisa, imponiendo a la parte más productiva del mundo del
trabajo unos ritmos difíciles de mantener sostenidos en el tiempo.
ü Tener más
personas haciendo y produciendo para satisfacer las necesidades sociales y
menos personas mirando lo que hacen los que están haciendo. Quienes miran no es
para aplaudirles sino para controlarles. Esta alternativa supone el
desmantelamiento de todo el aparato burocrático y de vigilancia que colapsa los
sistemas productivos de todos los sectores.
ü Independientemente de los avances mecánicos y
tecnológicos, desde desarrollos organizativos: aplicar el concepto de reducir el tiempo necesario para hacer
las cosas, desde la idea de que es más importante hacer, que el tiempo que está
haciendo.
ü Una nueva concepción del trabajo que tenga más que ver
con hacer cosas de provecho que con
ocupar el tiempo haciendo lo que sea, que muchas ocasiones es con lo que
encuentra la persona que trabaja.
Posiblemente sea un compendio de todas estas
posiciones sobre la mejora de la productividad el auténtico cambio del sistema
productivo que nos facilitaría no dedicar tanto tiempo de nuestras vidas para hacer
y tener lo que verdaderamente necesitamos.
*
La realidad es que: aunque los observadores de la
realidad social, aquellos que viven de diagnosticar lo que está ocurriendo en
el cuerpo social no se hayan percatado, en estos últimos años, el Modelo del sistema productivo ha
cambiado radicalmente para satisfacción de quienes han encontrado un puesto
de trabajo. El nuevo modelo les obliga a
entregar una parte de su vida sin tener remuneración suficiente para
mantenerla.
ü Evidentemente, salvo por lo imponderables que propone
la realidad económica, no han cambiado los sectores
de producción.
ü Salvo que se haga como una excusa o una justificación
social o política, no hay formación
profesional seria y efectiva. Los programas con los que tratan de preparar
a las personas al nuevo mundo del trabajo, viven con la incógnita irresoluble
sobre la formación de qué y para qué.
ü Las nuevas
tecnologías son de control y de sometimiento a una dictadura a la que es
difícil oponerse y que nos llevan en volandas a un mundo desconocido. Ellas
mismas se han convertido en el objetivo, y no son la herramienta para la mejora
de la producción y de la organización.
ü En los procesos de producción, aunque se toman algunas
medidas, siguen los niveles alarmantes la
contaminación y el consumo quizás a unos precios más bajos, sigue tan desmedido
como requiere el crecimiento económico que necesita el sistema para que subsista.
ü Las energías
limpias solo son una excusa para dar muestras de querer y no poder con el
que penalizan las más sencillas directas y baratas.
ü No se han reducido las jornadas de trabajo, en algunos sectores, con la crisis son
normales las nueve horas diarias y más. Tampoco se está repartiendo el trabajo
ni a nadie se le garantiza ni un trabajo.
ü El sector de
servicios a las personas, está quedando en precario sin que haya una
estrategia que modifique su deriva y con unos niveles de salarios indignos a
expensas de las necesidades laborales de las mujeres.
ü La gente joven
sigue emigrando. Quien sale al exterior con un importante nivel de formación,
probablemente acabe con un trabajo que nada tenga que ver con aquello para lo que
se ha formado. Maldición.
ü Las mentes sociales y políticas que se encargan de activar
el sistema, siguen imaginando e inventando cuentos
nuevos como presuntos trabajos, para alimentar la maquinaria que mantiene
el propio sistema económico y para que no salga a la luz su deterioro.
ü Cuando se lanza una mirada a la actividad productiva
se constata que cada vez hay más personas
haciendo como que hacen y haciendo ver que hacen… que personas haciendo por
atender las necesidades sociales.
ü Las cosas cuesta
hacerlas lo que sea necesario que cueste. Así mantiene el sistema la
hipérbole preocupación por el desempleo.
*
En medio de este sinfín de realidades compuestas por
todos estos elementos relacionados entre
sí, contextos que llegamos a pronosticar y pocas veces a prescribir, lo cierto
es que la realidad productiva ha
cambiado el sistema productivo de una manera que ya es irreversible.
ü Salarios bajos
y con expectativas más limitadas en el tiempo.
ü Más gente trabajando incluso en el mercado invisible.
ü Mayor necesidad de trabajo para atender la oferta de
trabajo.
ü Creación de empleo radicalmente innecesario.
ü Sostenimiento voluntario de una improductividad estructural,
que al conjunto de quienes intervienen en el mundo del trabajo satisface,
porque es la mejor manera de tener trabajo con escaso esfuerzo.
Todo ello sin tener en cuenta que la gran mayoría de
los trabajos solamente lo pueden hacer las personas con unas sencillas herramientas.
La verdadera competencia en el mundo del trabajo son
los robots y los automatismos. Hacen tareas concretas en los momentos concretos
en los que se necesitan. Incomprensiblemente se han convertido en los enemigos
del trabajo porque han conseguido llevar a las personas que están ejerciendo su
trabajo a tener una actitud pasiva en las faenas y procesos en los que ellos como
simples máquinas colaboran.
*
Mientras tanto, en la resaca de esta crisis perpetua,
el trabajo es la herramienta más eficiente del control y organización social y
además sigue siendo una parte de los ingresos de Estado, en los rendimientos
del trabajo escarba para engordar sus
recursos.
ü Crecen las cargas sobre los salarios por incremento
del Impuesto de las personas físicas sobre los rendimientos de trabajo.
ü Las cargas sociales, que no dejan de ser un impuesto
directo al trabajo de tal manera que: al rendimiento de un trabajo se le
aplica un porcentaje de impuesto lineal
del 40%, con la vana justificación de afrontar lo que han dado en llamar las
contingencias laborales.
ü Son las cargas del sistema: al trabajo y a la
remuneración del trabajo, y aunque se sigue diciendo que pague más el que más
gane, la realidad es que pagan más los que son más y menos quienes son menos.
ü El Estado, al amparo de esas estadísticas que cuentan
sin utilizar los dedos de las manos, números para arriba números para abajo, se
alegra de que el paro esté bajando motivado por su política económica, cuando
en realidad: se está tejiendo una estructura de trabajo irracional, imposible
de contar, y que tiene un grave trasfondo de esclavitud.
ü La última reforma laboral, su derogación o su
modificación, nada tiene que ver con la realidad del trabajo en el sistema
productivo que está variando, ni tiene incidencia ni para bien ni para mal.
ü El que discuta como si fuera una razón de Estado: el
nivel ridículo del Salario mínimo interprofesional, es una prueba más de las
pretensiones sociales sobre lo que está suponiendo el cambio de modelo
productivo.
*
Empieza a pasar con algunas de esas nuevas maneras de
entender las relaciones económicas y humanas, que lo que sería un cambio real
del sistema productivo, tal cual incipientemente está desarrollando una parte
de la sociedad, que lo hace como un medio de vida sin posibilidades reales, que
acaba siendo únicamente un complemento a su trabajo que le ayuda en la
supervivencia y en algunos casos su ruina.
ü La venta directa de trabajo por medio de un pequeño
negocio queda ya como un medio de vida al que se ha visto abocada una parte de
la sociedad que en gran medida ha quedado fuera del sistema y que difícilmente
ya garantiza la subsistencia ni siquiera la viabilidad.
ü Pequeños trabajos y servicio a iguales aquí y allá.
ü Compra/venta de productos y servicios de manera esporádica.
ü Alquiler de habitaciones para ayudar a disponer de
vivienda.
ü Proyectos en el aire y en los sueños de Internet.
*
En la última década, en la actividad privada, sin que
prácticamente el número de horas haya bajado en las distintas actividades, los
salarios, los ingresos contemplados en sus tres vertientes A, B y por cuenta
propia, han bajado en torno al veinticinco por ciento.
Esta realidad viene a demostrar que el sistema
productivo ya ha cambiado. La consecuencia de su mutación es que trabajemos
cada vez con menores niveles de producción, cuya primera implicación es que
tengamos que vender nuestro trabajo a menor precio o lo que es lo mismo vender
nuestra vida como si ya no sirviera para hacer nada.
Quien no
sabe a donde va, nunca encuentra viento favorable.
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