jueves, 5 de enero de 2017

El cambio del sistema productivo.

El otro fin de semana asistí al Congreso de una Organización ecologista. En sus comisiones tuve una exigua participación, pero sus debates me sirvieron para profundizar en la problemática que inunda la naturaleza de la Tierra, y el deterioro al que se ve sometido su hábitat por la mano humana y consecuentemente: la degradación de las condiciones de vida de la población mundial.
*
Entre las discusiones que se produjeron entre decenas de personas, pude ver algunos trazos de lo que se entiende en estas organizaciones como ecología humana que me sirvieron en algún caso de un nuevo repaso a lo que una mil veces he repasado y en otros de aprendizaje.
Después de muchas horas, que se alargaron hasta media noche, me volví a dar de bruces con una realidad que aparentemente está enraizada en las tierras estériles de las ideologías de clase y que parece sea imposible arrancar. Estos movimientos políticos, sociales y económicos, que se presenta como alternativos al mundo en el que vivimos, a los que se les puede reconocer una cierta habilidad y pericia para poner en blanco y negro el mundo en el que vivimos, pero que sin embargo, a la hora de plantear alternativas al sistema en el que sufrimos siempre acaban en lugares comunes de difícil concreción.
*
Pasados los días, vistos aquellos debates desde la distancia, repasando otros muchos de esos conceptos inconcretos sobre los que se debatió, uno de los que más me siguen ronroneando por la cabeza es el que se da en llamar como: cambio de modelo productivo.
Sin duda, y según se interprete este concepto de cambio, volteo con el que en algunos casos se quiere variar la situación económica y social  hasta llegar afectar al sistema económico, que en esos casos, es el objetivo final que conlleva querer cambiar el modelo productivo.
Este término, este concepto, esta expresión, se puede comprobar como lo usa casi todo el espectro ideológico del arco político conocido, pero: con definiciones y contenidos distintos. Esta diferencia se observa, seguramente, sin que nadie de quienes lo usan: sepa exactamente qué es lo que quiere decir y hasta dónde llegan los límites del cambio que define. Y en todas las definiciones que se puedan dar, de todos los puntos de vista posibles que se adviertan, siempre quedará una parte importante a la interpretación de cada cual.
*
Cambiar de modelo productivo. Estas son algunas de las distintas apelaciones que se hacen con estas mismas palabras y que tienen diferentes significados según quién sea quien las pronuncie y sin que un significado sea más acertado que otro a la hora de definirlas y son:
ü   Encontrar nuevos sectores de producción en función de nuestras capacidades y de nuestros recursos naturales. El objetivo es salir de los mercados que han sido motores económicos en los últimos años, sectores con los que ha sostenido la economía nacional y desde los cuales aseguran que ha derivado la crisis actual.
ü   El cambio de modelo productivo para afrontar las necesidades futuras, está basado en la formación profesional de todas las personas en condiciones de trabajar. Personas de cualquier edad, puesto que en todas las edades existen unas carencias concretas, lagunas que son las que hay que llenar con una formación desde los estándares básicos.
ü   Sin perjuicio de las nuevas dependencias que nos puedan aportar inexorablemente estas herramientas, avanzar en el mundo de las nuevas tecnologías de producción, organización industrial y comunicación puesta a disposición del sector de los servicios.
ü   Dejar las actividades contaminantes y aquellas que están determinadas por grandes masas de producción y gran consumo de recursos energéticos que en definitiva es la postura que se mantiene por parte de la organización ecologista en la inmensidad del océano.
ü   Desarrollar el sector de las energías limpias en la que hemos sido pioneros en los últimos años, cuyas fuerzas productoras están directamente sostenidas en nuestros recursos naturales y que serán estratégicas en las condiciones de vida de los próximos años.
ü   Otros esquemas quizás más prácticos y realistas, entienden que dadas las reales capacidades humanas que tenemos y las circunstancias y las condiciones climáticas naturales que nos rodean, desarrollar un nuevo modelo productivo en el sector de los servicios en el ámbito de la gerontología y del entretenimiento en la recepción y atención de aquellas personas con recursos que buscan atenciones y calidad de vida porque puede ser el espacio en el que se van a concentrar las necesidades futuras.
ü   Otros abogan por que: una parte de la juventud, quizás la más preparada y la más desencajada de la realidad, sin encontrar remedio ni alternativa, desde el realismo emigre a otros lugares a buscar trabajo.
ü   Otra segmento de la población creciente, a consecuencia de las escasas expectativas vitales que les deja el sistema, plantea el cambio de sistema productivo desde una estrategia de volver al mundo del pequeño productor y de intercambio de trabajo con el que perder la concepción economicista de las relaciones interpersonales.
*
En el objetivo de cambio de modelo productivo, los planteamientos más avezados que hagan posible resquebrajar el sistema productivo, quizás los más osados en las propuestas y en sus alternativas, hablan de:
ü   Reducción de la jornada de trabajo bajando a siete horas al día durante cinco días a la semana tratando de que ni la producción ni el salario se reduzcan proporcionalmente.
ü   Sin decir cómo se va a penalizar a quien no quiera trabajar, Trabajo garantizado para quien tenga edad de trabajar, con la grave amenaza de que se hayan de inventar nuevos trabajos innecesarios para que quien quiera trabajar tenga un trabajo.
ü   Reparto del trabajo de tal manera que con un índice técnico de parados con el mismo trabajo existente en la actualidad, y por lo tanto las mismas condiciones de nivel de vida que en la actualidad, sirva para que tenga trabajo quien lo necesite y que cada cual trabaje un poco menos.
ü   Limitación de los trabajos inútiles socialmente con la constante reducción del volumen del trabajado necesario para mantener viva la sociedad y consecuentemente de la obligación a trabajar luego de un razonable prorrateo del trabajo.
*
Pero en el fondo de todos estos discursos es necesario ver otra parte importante que nunca se menciona y que seguramente en estos momentos es el fondo de la cuestión: ser o no ser más o menos productivo en el trabajo. Entender una manera de hacer en el trabajo más o menos eficiente, cuando estamos aportando al común, a la satisfacción de sus necesidades, cualquiera que sea cualquiera de los modelos productivos de referencia.
Es necesario ver las diferentes maneras de:
¿Qué es ser productivo…qué entendemos por productividad?
ü  Ir a todo correr a todos los sitios para hacer las tareas más deprisa, imponiendo a la parte más productiva del mundo del trabajo unos ritmos difíciles de mantener sostenidos en el tiempo.
ü  Tener más personas haciendo y produciendo para satisfacer las necesidades sociales y menos personas mirando lo que hacen los que están haciendo. Quienes miran no es para aplaudirles sino para controlarles. Esta alternativa supone el desmantelamiento de todo el aparato burocrático y de vigilancia que colapsa los sistemas productivos de todos los sectores.
ü  Independientemente de los avances mecánicos y tecnológicos, desde desarrollos organizativos: aplicar el concepto de reducir el tiempo necesario para hacer las cosas, desde la idea de que es más importante hacer, que el tiempo que está haciendo.
ü  Una nueva concepción del trabajo que tenga más que ver con hacer cosas de provecho que con ocupar el tiempo haciendo lo que sea, que muchas ocasiones es con lo que encuentra la persona que trabaja.
Posiblemente sea un compendio de todas estas posiciones sobre la mejora de la productividad el auténtico cambio del sistema productivo que nos facilitaría no dedicar tanto tiempo de nuestras vidas para hacer y tener lo que verdaderamente necesitamos.
*
La realidad es que: aunque los observadores de la realidad social, aquellos que viven de diagnosticar lo que está ocurriendo en el cuerpo social no se hayan percatado, en estos últimos años, el Modelo del sistema productivo ha cambiado radicalmente para satisfacción de quienes han encontrado un puesto de trabajo. El nuevo modelo  les obliga a entregar una parte de su vida sin tener remuneración suficiente para mantenerla.
ü  Evidentemente, salvo por lo imponderables que propone la realidad económica, no han cambiado los sectores de producción.
ü  Salvo que se haga como una excusa o una justificación social o política, no hay formación profesional seria y efectiva. Los programas con los que tratan de preparar a las personas al nuevo mundo del trabajo, viven con la incógnita irresoluble sobre la formación de qué y para qué.
ü  Las nuevas tecnologías son de control y de sometimiento a una dictadura a la que es difícil oponerse y que nos llevan en volandas a un mundo desconocido. Ellas mismas se han convertido en el objetivo, y no son la herramienta para la mejora de la producción y de la organización.
ü  En los procesos de producción, aunque se toman algunas medidas, siguen los niveles alarmantes la contaminación y el consumo quizás a unos precios más bajos, sigue tan desmedido como requiere el crecimiento económico que necesita el sistema para que subsista.
ü  Las energías limpias solo son una excusa para dar muestras de querer y no poder con el que penalizan las más sencillas directas y baratas.
ü  No se han reducido las jornadas de trabajo, en algunos sectores, con la crisis son normales las nueve horas diarias y más. Tampoco se está repartiendo el trabajo ni a nadie se le garantiza ni un trabajo.
ü  El sector de servicios a las personas, está quedando en precario sin que haya una estrategia que modifique su deriva y con unos niveles de salarios indignos a expensas de las necesidades laborales de las mujeres.
ü  La gente joven sigue emigrando. Quien sale al exterior con un importante nivel de formación, probablemente acabe con un trabajo que nada tenga que ver con aquello para lo que se ha formado. Maldición.
ü  Las mentes sociales y políticas que se encargan de activar el sistema, siguen imaginando e inventando cuentos nuevos como presuntos trabajos, para alimentar la maquinaria que mantiene el propio sistema económico y para que no salga a la luz su deterioro.
ü  Cuando se lanza una mirada a la actividad productiva se constata que cada vez hay más personas haciendo como que hacen y haciendo ver que hacen… que personas haciendo por atender las necesidades sociales.
ü  Las cosas cuesta hacerlas lo que sea necesario que cueste. Así mantiene el sistema la hipérbole preocupación por el desempleo.
*
En medio de este sinfín de realidades compuestas por todos estos  elementos relacionados entre sí, contextos que llegamos a pronosticar y pocas veces a prescribir, lo cierto es que la realidad productiva ha cambiado el sistema productivo de una manera que ya es irreversible.
ü  Salarios bajos y con expectativas más limitadas en el tiempo.
ü  Más gente trabajando incluso en el mercado invisible.
ü  Mayor necesidad de trabajo para atender la oferta de trabajo.
ü  Creación de empleo radicalmente innecesario.
ü  Sostenimiento voluntario de una improductividad estructural, que al conjunto de quienes intervienen en el mundo del trabajo satisface, porque es la mejor manera de tener trabajo con escaso esfuerzo.
Todo ello sin tener en cuenta que la gran mayoría de los trabajos solamente lo pueden hacer las personas con unas sencillas herramientas.
La verdadera competencia en el mundo del trabajo son los robots y los automatismos. Hacen tareas concretas en los momentos concretos en los que se necesitan. Incomprensiblemente se han convertido en los enemigos del trabajo porque han conseguido llevar a las personas que están ejerciendo su trabajo a tener una actitud pasiva en las faenas y procesos en los que ellos como simples máquinas colaboran.
*
Mientras tanto, en la resaca de esta crisis perpetua, el trabajo es la herramienta más eficiente del control y organización social y además sigue siendo una parte de los ingresos de Estado, en los rendimientos del trabajo escarba para engordar  sus recursos.
ü   Crecen las cargas sobre los salarios por incremento del Impuesto de las personas físicas sobre los rendimientos de trabajo.
ü   Las cargas sociales, que no dejan de ser un impuesto directo al trabajo de tal manera que: al rendimiento de un trabajo se le aplica  un porcentaje de impuesto lineal del 40%, con la vana justificación de afrontar lo que han dado en llamar las contingencias laborales.
ü   Son las cargas del sistema: al trabajo y a la remuneración del trabajo, y aunque se sigue diciendo que pague más el que más gane, la realidad es que pagan más los que son más y menos quienes son menos.
ü   El Estado, al amparo de esas estadísticas que cuentan sin utilizar los dedos de las manos, números para arriba números para abajo, se alegra de que el paro esté bajando motivado por su política económica, cuando en realidad: se está tejiendo una estructura de trabajo irracional, imposible de contar, y que tiene un grave trasfondo de esclavitud.
ü   La última reforma laboral, su derogación o su modificación, nada tiene que ver con la realidad del trabajo en el sistema productivo que está variando, ni tiene incidencia ni para bien ni para mal.
ü   El que discuta como si fuera una razón de Estado: el nivel ridículo del Salario mínimo interprofesional, es una prueba más de las pretensiones sociales sobre lo que está suponiendo el cambio de modelo productivo.
*
           Empieza a pasar con algunas de esas nuevas maneras de entender las relaciones económicas y humanas, que lo que sería un cambio real del sistema productivo, tal cual incipientemente está desarrollando una parte de la sociedad, que lo hace como un medio de vida sin posibilidades reales, que acaba siendo únicamente un complemento a su trabajo que le ayuda en la supervivencia y en algunos casos su ruina.
ü  La venta directa de trabajo por medio de un pequeño negocio queda ya como un medio de vida al que se ha visto abocada una parte de la sociedad que en gran medida ha quedado fuera del sistema y que difícilmente ya garantiza la subsistencia ni siquiera la viabilidad.
ü  Pequeños trabajos y servicio a iguales aquí y allá.
ü  Compra/venta de productos y servicios de manera esporádica.
ü  Alquiler de habitaciones para ayudar a disponer de vivienda.
ü  Proyectos en el aire y en los sueños de Internet.
*
En la última década, en la actividad privada, sin que prácticamente el número de horas haya bajado en las distintas actividades, los salarios, los ingresos contemplados en sus tres vertientes A, B y por cuenta propia, han bajado en torno al veinticinco por ciento.
Esta realidad viene a demostrar que el sistema productivo ya ha cambiado. La consecuencia de su mutación es que trabajemos cada vez con menores niveles de producción, cuya primera implicación es que tengamos que vender nuestro trabajo a menor precio o lo que es lo mismo vender nuestra vida como si ya no sirviera para hacer nada.

Quien no sabe a donde va, nunca encuentra viento favorable

No hay comentarios: